A convicción profunda da actualidade da revolución, fai necesaria a organización política da clase obreira.

G. Lukács
 

martes, 29 de agosto de 2006

SOBRE LOS ÚLTIMOS ACONTECIMIENTOS EN ORIENTE PRÓXIMO

No se puede analizar lo sucedido este último mes en Líbano y Palestina al margen del “proceso de remodelación” que los EEUU intentan llevar adelante en la zona después del 11 de setiembre de 2001. Remodelación que en este caso es sinónimo de “recolonización” de grandes áreas del planeta con el objetivo de controlar fuentes de energía de la zona en beneficio de un sector de la oligarquía mundial; no debemos olvidar que un grupo importante de los jerarcas estadounidenses están ligados a los negocios petrolíferos.


Los hitos más sobresalientes de este proceso son la invasión de Afganistán e Iraq, donde las tropas de ocupación encuentran serias dificultades para controlar la resistencia popular, el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri y la posterior marcha de las tropas sirias y el enfrentamiento con Irán, con motivo del tema nuclear, pero que sería cualquier otro, que sirva para que los norteamericanos consigan llevar adelante sus planes para toda la zona.


El asesinato de Hariri, siempre aliado de los EEUUU, pero que no olvidaba sus contactos con Hizbolá, se produce después de ser derrotada su propuesta en el Parlamento de retirada de las tropas sirias. Se utiliza alta tecnología que neutraliza toda la electrónica que lo protegía y un explosivo que por su capacidad destructiva y ser considerado “novedoso”, lleva a algún comentarista de los hechos a señalar a la central nuclear israelí de Dimona como el único lugar posible de procedencia.


En cualquier caso el asesinato de Hariri no benefició en absoluto a los sectores libaneses aliados de los sirios, al contrario sirvió para lanzar una campaña mediática internacional culpando a Siria del atentado y de ser, como el Iraq de Sadam, cobijo de terroristas donde reciben entrenamiento, armas y de poseerlas de destrucción masiva y ser un peligro para la estabilidad de la zona.


Esta campaña liderada por EEUU y Francia y que contó con el apoyo de la Unión Europea, la ONU y Rusia, culminó con la retirada de las tropas sirias que quedaban en el Líbano, presencia solicitada por las instituciones libanesas al finalizar la guerra civil. Pero también esta campaña al servicio del imperialismo permitió observar la superación de algunas de las contradicciones que las potencias imperialistas evidenciaron con motivo de la invasión de Iraq, después de la “cumbre de la Azores”. Y por último debilitó a los aliados de Siria y dejaba las puertas abiertas para una intervención israelita a gran escala.


En este contexto es en el que debemos analizar también las supuestas agresiones de Hizbolá y Hamás al ejército judío. ¿A quién benefician? Sin lugar a dudas al imperialismo que tiene un motivo para intervenir y destruir a dos importantes oponentes de su estrategia en la zona. Conociendo el poder del servicio secreto israelí, el peso del capital judío en los grandes medios de opinión y agencia informativas, y la capacidad de la CIA para fabricar noticias que respalden intervenciones armadas, no es difícil llegar a la conclusión de que los menos interesados, por estar en una situación de debilidad, en provocar incidentes con uno de los más aguerridos ejércitos del mundo eran Hizbolá e Hamás; el primero por la retirada de un aliado del territorio y el segundo por encontrarse en serias dificultades después de su triunfo electoral, enfrentado militarmente con otras milicias partidarias y sin presupuestos que invertir por la retirada de subvenciones muy importantes.


En ambos casos buscar un enfrentamiento con Israel parecía un suicidio y al margen de toda lógica tanto política como militar. Aunque la capacidad de resistencia del pueblo libanés, como hace años en Vietnam, o en Colombia, demuestran que solo la superioridad militar no determina el resultado de una batalla.


La tardía resolución de la ONU, EEUU y la UE jugaron un papel retardador para permitir que Israel destruyera lo máximo posible y causara el mayor número de víctimas, el terror, piensan, ayuda a someter a los pueblos e Israel lleva practicando “terrorismo de estado” desde hace varias decenas de años sin resultado alguno, traspasa al ejército libanés y a la ONU lo que el ejército israelí fue incapaz de conseguir, derrotar a la Resistencia Nacional, denominación que se utiliza en el Líbano para referirse a Hizbulá.


Los EEUU se enfrentan a su propia obra: Han financiado y dado cobertura de todo tipo al islamismo más intransigente o a las dictaduras que solo este pudo derrotar. Denunciaba Gamal Abdel Nasser la “participación” de EEUU en el primer congreso islámico mundial, celebrado en fechas próximas posteriores a la Conferencia de los no Aliniados de Bandung. Se trataba de impedir el desarrollo autónomo del llamado “mundo árabe”, bien por el camino del socialismo o del nacionalismo burgués.


El objetivo de los EEUU y sus aliados siempre fue que las grandes empresas petroleras sacaran el mayor beneficio en detrimento de los pueblos y con este fin apoyaron las dictaduras del Sha en Persia, hoy Irán, en Arabia Saudita, Emiratos, Yemen, financiaron junto a Paquistán y catapultaron políticamente la organización de Osama ben Laden en lucha contra el progreso en Afganistán, de donde surgieron numerosos grupos en diferentes países que hoy practican la violencia como forma de acceder al poder, al Baaz y a Sadam Hussein contra los gobiernos populares en Iraq, donde los comunistas tenían una presencia importante; o los apoyos a dictaduras como la de Marruecos o Egipto, donde el islamismo avanza como alternativa a la degradación social existente, una vez derrotadas las alternativas de izquierda.


Es el imperialismo el causante y responsable de la situación actual y las gentes de izquierda, los que queremos construir otro mundo, debemos ser solidarios con aquellos que luchan contra el y representan las aspiraciones populares de reparto de la riqueza y la participación de la sociedad en la solución de sus problemas.


Solidaridad y movilización dos instrumentos imprescindibles que debemos practicar cotidianamente. Que debemos poner al servicio de impedir la impunidad con que Israel actúa contra los pueblos de su entorno, presionando a quienes dicen gobernarnos para que tomen medidas en la U.E. que acaben con la colaboración en materia de armamento, cultura, economía, etc., que hoy existe con los gobiernos sionistas de Israel. Pero también movilización para evitar el envio de tropas españolas al Libano e impedir que sigamos al servicio de una política imperialista. Después de la retirada de las tropas de Iraq, el gobierno de Zapatero intenta desesperadamente "hacer las paces" con los EEUU, participando y apoyando todas cuantas tropelías llevan a cabo.


Pero los pueblos tenemos la obligación de desmontar y hacerles ver a los gobiernos que la mentira que intentan hacernos creer de que Israel es una democracia a la que hay que ayudar, no pasan de ser simples palabras sin contenido. Un país militarizado, donde el ejército domina, gobierna y determina toda su política, puesto al servicio de intereses imperialistas, que practica el terrorismo de estado de una forma sistemática, que no muestra el más mínimo respeto por los derechos humanos de los demás, y donde los radicales religiosos tienen un peso muy importante, no puede ser considerado una democracia.



C.Dafonte